El Paseo de la Plaza Mayor se encuentra en el epicentro de Sabadell, formando el núcleo del eje que recorre de norte a sur el centro de la ciudad. El actual paseo es producto de la transformación que se produjo a lo largo del siglo pasado, debido a la necesidad de abrir un eje en la ciudad, conectando una serie de plazas que conformaban el centro, entre ellas la Plaza Mayor (de aquí el nombre del Paseo). Producto de la actual transformación del centro debido a la construcción de la estación de FFCC, surge la posibilidad de replantear este espacio, muy importante para la ciudad i su  gente.

El Paseo es un gran vacío central, configurado por una gran diversidad de espacios. El proyecto empieza en la Rambla, une plazas (Doctor Robert, Rincón del Campanar, Plaza Mayor y Plaza del  Ángel) y se transforma en un paseo de gran anchura, para ir perdiendo sección y conectar en la parte norte, con la Vía Massegué.

La propuesta se plantea a partir de la yuxtaposición de una doble lectura de este espacio. En primer lugar se quiere dotar a todo el ámbito de una propuesta unitaria, un plan que se vaya adaptando  a las diferentes pendientes y secciones, buscando la máxima permeabilidad entre los diferentes espacios que lo configuran y las calles adyacentes. Se trata de organizar un gran espacio diáfano y continuo, que facilite la máxima movilidad y posibilidades de relación, un gran espacio neutro, permeable y harmónico, un paseo que invite, y no imponga, a cada uno de nosotros a disfrutarlo y utilizarlo a partir de la gran cantidad de usos que en él se pueden realizar.

La necesidad de un vial para el transporte público, se soluciona con la construcción de una rigola negra, que recorre todo el eje, ligando los diferentes espacios, como si fuera una cuerda de un collar del que cuelgan los diferentes elementos. Esta rigola servirá para marcar el vial a partir de un cambio de pavimento y para a la colocación de árboles y de iluminación, creando un eje longitudinal que recorre todo el conjunto. Pavimento, mobiliario e iluminación se plantean como una solución global para todo el ámbito.

Un vez establecida esta visión más longitudinal y unitaria del conjunto, una segunda lectura, en más detalle, permite a partir de la colocación del pavimento y los elementos superpuestos (bancos, luces, árboles…) ir descubriendo las antiguas trazas que configuran este espacio multidimensional. Se pretende dotar, a cada uno de los espacios, de su orden interno y personalidad propia, y dé al conjunto, una mayor riqueza, potenciando la relación transversal con el resto de calles.